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Cómo prevenir el cáncer, alimentos anticancerígenos

La conclusión es ésta: comer mejor ayuda a prevenir el cáncer y evita su desarrollo, al menos así lo atestiguan estudios realizados por expertos del Departamento del Instituto de Medicina de Diagnóstico y Prevención del cáncer de Milán.

El resultado de estos estudios demuestra cómo una serie de recomendaciones dirigidas a cambios en la dieta y a la ingesta de cierto tipo de alimentos anticancerígenos ayuda a reducir los niveles de insulina en la sangre.

Para entender mejor cómo prevenir el cáncer a través de la dieta es necesario que conozcamos el lugar que ocupa la insulina en este proceso y la forma en que actúan los llamados alimentos anticancerígenos.

La producción de insulina y sus consecuencias

La insulina aumenta los niveles de las hormonas sexuales y de IGF-I, los altos niveles plasmáticos de estos factores están asociados a un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el de mama.

La insulina aumenta normalmente después de cada comida, si ésta es fuerte o muy rica en azúcares simples de rápida asimilación la insulina aumenta más de lo que debiera.

La función de la insulina es favorecer la entrada de glucosa en las células, el páncreas la produce cada vez que los niveles de glucosa en sangre aumentan. Esta función de la insulina se ve obstaculizada por la presencia de demasiadas grasas saturadas en las membranas celulares que, a su vez, depende de una ingesta demasiado elevada de productos lácteos y, sobre todo, de carne roja en nuestra dieta.

¿Qué debemos hacer para mantener bajos los niveles de insulina en la sangre?
Como primer consejo, comer poco y reducir el consumo de alimentos que hacen subir de forma rápida el azúcar en la sangre, también es importante limitar el consumo de grasas saturadas y proteínas de origen animal.

Veamos, pues de forma práctica las cuatro reglas básicas que pueden ayudarnos a prevenir el cáncer y qué tipo de alimentos anticancerígenos debemos incluir en nuestra dieta.

1. Reducir el número de calorías
Numerosos estudios han demostrado que un elevado aporte calórico favorece el desarrollo de tumores, mientras que la restricción calórica parece reducir este riesgo. Para ello debemos concentrarnos en alimentos que nos produzcan una sensación de saciedad como los cereales integrales, las frutas y las verduras (brócoli, coles de Bruselas y repollo). Además se ha confirmado el papel protector de las fibras vegetales contra el cáncer intestinal, la fruta para prevenir el de pulmón y la fruta y la verdura para prevenir el cáncer de la boca y garganta.

2. Reducir el dulce y el pan blanco
Como comentábamos al inicio, los alimentos que elevan la glicemia en la sangre causan un mayor aumento de los niveles de insulina después de las comidas, que a su vez hace aumentar los niveles de hormonas sexuales y el IGF- I, asociado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer. Teniendo esto en cuenta debemos tratar de evitar aquellos productos elaborados con harina refinada como la pasta fresca o los pasteles (la pasta de trigo industrial, sin embargo, es más recomendada), el pan blanco (especialmente si se hacen con harina de trigo blando), productos de bollería industrial, patatas, puré, patatas fritas, azúcar, bebidas gaseosas y azucaradas. Sí al arroz integral y otros cereales, al igual que al té verde y las infusiones.

3. No a la grasa, sí al pescado
En los últimos años varios estudios han indicado una asociación entre la ingesta de grasa y el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. Una reciente investigación ha demostrado que las mujeres posmenopáusicas que siguen una dieta alta en grasas son más propensas a desarrollar cáncer de mama.

Estas perjudiciales grasas animales se encuentran principalmente en la carne de bovino, la leche y productos lácteos, la carne de cerdo y los huevos. Para cocer y aderezar es mejor utilizar grasas vegetales, principalmente aceite extravirgen para freír y el aceite de sésamo. Lo más conveniente sería reducir (pero no eliminar por completo de la dieta) la carne roja y aumentar el consumo de pescado.

4. Menos carne más legumbres
Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el consumo habitual de proteínas, sobre todo animales, de la población occidental es casi el doble de lo necesario (un 16% del total de calorías respecto al promedio requerido de 8%), por lo tanto, comer un poco menos carne no nos expone a ningún tipo de riesgo y tiene solo efectos positivos. Un plato de cereales y legumbre nos proporciona todos los aminoácidos (que forman las proteínas) sin sobrecargar el cuerpo con aquellos de origen animal.

Introduciendo estas reglas básicas en tu dieta y un aumento de los denominados alimentos anticancerígenos ayudarás a prevenir el cáncer y evitar su desarrollo, consiguiendo a la vez una vida más saludable y de calidad.

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