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Alimentos congelados, descubre sus propiedades

Alimentos congelados. Cuando conviene lo natural que viene del frío.

No siempre el producto fresco está fresco. Nada supera a los productos frescos a penas recogidos, pero los congelados son alternativas válidas.

¿Alimentos frescos o alimentos congelados?
Cómplices de las prisas del día a día los alimentos congelados cada vez están más presentes en nuestras mesas. Según un estudio reciente los alimentos congelados son consumidos por casi un 92% de la población. Afortunadamente, entre estos productos cuyo consumo va en aumentado, encontramos aquellos más saludables como verduras y pescado, pero si para el pescado la alternativa del congelado es en muchas ocasiones casi obligada, en el caso de las verduras, que se pueden encontrar en todos los lugares y estaciones, ¿no sería más sano optar por aquellas frescas?

¿Qué nos ofrecen los alimentos congelados?
¿Antes de nada, una puntualización: el valor nutricional de los alimentos no solo dependen de su tratamiento inmediato (en el caso de los congelados una rápida cocción para desactivar las enzimas que podrían dañar el producto, seguida de una ultrarrápida congelación), sino que existen otros elementos que entran en juego como por ejemplo la variedad de la planta (a menudo se utilizan variedades diversas para el fresco y para el congelado) y el grado de maduración del vegetal en el momento de su recolección.

Los productos destinados al congelado vienen tratados solo en su punto máximo de madurez, lo que corresponde a su valor nutricional más elevado (en particular vitamínico), mientras que las verduras frescas que deben viajar a menudo vienen recogidas cuando aún no están maduras.

También son importantes el lugar de procedencia y el tiempo que transcurre entre la recogida del producto y su consumo, y esto vale tanto para alimentos frescos como congelados.

En resumen, podemos decir que mientras que para algunas sustancias estables como los minerales, la fibra o los carotenoides no se observan diferencias entre alimentos frescos o alimentos congelados, la situación cambia para otras sustancias como la vitamina C que, por su sensibilidad, a menudo se utiliza como un indicador del mantenimiento del valor nutricional de un vegetal.

Unas legumbres u hortalizas frescas bien maduras y recién recogidas no tienen rival y son sin duda la mejor elección, el problema surge en aquel alimento que nosotros consideramos fresco y que no lo es tanto, en estos casos (más frecuentes de lo que imaginamos) los alimentos congelados pueden tener incluso un valor nutricional más alto.

¿Cuál es la conclusión?
Sencilla, si no estamos seguros de la frescura de un producto, el alimento congelado es una opción muy válida ya que garantiza de forma segura más nutrientes en relación a aquel fresco cuyo tratamiento desconocemos.

Una última precisión, debemos distinguir entre alimentos naturales congelados y los alimentos precocinados, estos últimos además de una mayor manipulación suelen tener un alto contenido en sodio.

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